Psicóloga María Dolores Galiñanes

Salud mental y pensamiento crítico

5 minutos de lectura /
27 de Enero.

La Psicología Social, equipara la salud mental al concepto de adaptación activa a la realidad. La salud está asociada a la conciencia de las necesidades de la mayoría de la población y a las propias, y al ejercicio de las acciones para ejercer transformaciones.

Este concepto está en las antípodas del pensamiento unilateral, lineal, simplista y conservador.

El intento de instalar un relato en la sociedad, por parte del Presidente de la Argentina, en el Foro de Davos, ante algunos de los hombres que concentran la mayoría de la riqueza en el mundo, a costa de instalar el hambre, la contaminación ambiental, las guerras, la segregación y la exclusión de las grandes mayorías, es una versión más de la ideología que necesitan imponer los poderosos para consolidarse en la cima.

Para que un sistema se sostenga y prospere, es necesario que las personas lo apoyen culturalmente y crean que la sociedad “normal” es la patriarcal, que el tipo de familia que la expresa es la monogamia, y está constituida por un hombre y una mujer, y que las mujeres deben someterse al poder de los hombres y ganar menos por ser inferiores; que los/las homosexuales y toda persona diferente está enferma, es peligrosa y por tanto promueven el abuso sexual infantil, la pedofilia, y otras atrocidades; que los migrantes son asesinos/as…

Este discurso que promueve falacias no es nuevo. Lo nuevo es que muchos sectores de la sociedad, en años de lucha, han descorrido los velos de la hipocresía, y no les será fácil imponer una ideología que se acate mayoritariamente, sin oponerle otra que muestra la realidad de un modo veraz; veracidad que se comprobó con la práctica sociopolítica.

Hay cantidad de testimonios que mostraron y continúan haciéndolo, que el abuso sexual infantil en su gran mayoría, sucede en el seno de familias heterosexuales y son ejercidos por hombres “respetables” y buenos integrantes del patriarcado.

Ya la psicología demostró, hace tiempo, que la homosexualidad y las diversidades sexuales, no constituyen una patología.
La familia monogamica incluye en su seno una doble moral. Los y las psicólogas sabemos cuántos casos hay de hombres que buscan fuera de la pareja amantes hombres, mujeres, transexuales, travestis, etc.

Entre paréntesis, hablo de hombres porque estadísticamente son en su mayoría, quienes cometen abusos sexuales, asesinan a las mujeres, y
practican asiduamente la infidelidad.

Hay discursos en contra del aborto legal, público y gratuito, pero se ha practicado en clínicas privadas. Las mujeres que no tienen dinero para pagarlo,
son las que corren riesgos y mueren. 

¿Los y las migrantes son asesinos/as peligrosos/as? O será que quieren que los/las expulsadas por la pobreza, las guerras y las crueldades que los mismos señores, que dicen esto promueven, habiten otros espacios.

¿No preferirán que desaparezcan en el mar?

La crueldad, la expulsión, la segregación, las falacias que se pretenden instalar están en las antípodas del pensamiento crítico y de la salud mental.

No se trata de ignorancia, se trata de instalar una ideología que sirva de apoyatura a los señores del poder y así hacer que la riqueza siga concentrada
en las manos de un puñado de personas a costa del resto. 

Ya lo estudió Wilhelm Reich (1897-1957), psicoanalista y médico austríaco, cuando investigó los mecanismos de identificación con el agresor y la ideología social que sirvió de apoyatura al ascenso del nazismo. La ideología patriarcal es parte de nuestra subjetividad, por supuesto en debate
con ideas que los movimientos sociales de lucha y desocultamiento han iluminado. Mientras esta sociedad siga existiendo no hay que dar por consolidados los derechos conquistados.

¡Apostemos entonces a la lucha, al pensamiento crítico, a la inclusión de las diferencias, a la visibilización de lo oculto, a la ruptura del silenciamiento, a la solidaridad comunitaria!

¡Apostemos a la salud!

 María Dolores Galiñanes

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